Todo comienza en una salida a la playa en parejas, ella con su novio y yo con mi novia, ese día todo transcurría normal y hasta un momento en el que noté ciertas miradas repetitivas hacia mí... Personalmente no soy muy dado al coqueteo y suelo retirar la mirada, menos a ella que era la amiga de mi novia e incluso me llamaba "cuñadito", la tía tenía ciertos rasgos que me llaman la atención de una chica, tetas no muy grandes pero suficientes para masajearlas, y cabello castaño y liso (no se por qué, pero me ponen las chicas con el cabello así).
En fin, a medida que aumentó la confianza bromeaba con ella siempre guardando distancia.
Volvímos a convivir algunas ocasiones más en parejas, y salidas de ese tipo y siempre transcurrió todo normal y siempre con respeto de no ofender a nuestras parejas. Después, un día que estaba planeado normal fuimos temprano a una fiesta a la cual su novio no pudo asistir por temas de trabajo, entonces fuimos solo mi novia, ella y yo. Estuvimos tomando muy poco y cuando la noche se acercaba, nos fuimos a otra fiesta (los tres) con más ambiente, solo que debíamos irnos temprano porque mi novia debía despertarse temprano dado que tenía un compromiso al que no podía faltar, entonces le dije que si quería nos fuesemos (ella a su casa, y yo a la mía), a lo que ella respondió... Te lo estás pasando bien y no creo que en realidad te quieras ir, entonces le pregunta a su amiga -¿Ya te vas a ir tú? -La verdad no quisiera irme pero vengo con ustedes... Si se quiere quedar tu novio, ¡yo te lo cuido amiga!, no te preocupes. Entonces mi novia me abraza y me dice, está bien cariño quédate un rato más, solo ve a dejarme a casa y te regresas aquí, y mucho cuidadito que te dejo vigilado.
Soy completamente sincero, y en ese momento no creí que algo fuese a ocurrir entre ella y yo, pues era su amiga quien estaba conmigo. Regresé y tomé un poco más, bailamos y platicamos sanamente, todo estaba bien y decidimos irnos por ahí de las 4:00 a.m., la llevé entonces en mi coche y ya afuera de su casa parecía no tener fin la plática, me contaba cosas de su vida en general y alguna que otra de su relación. Hacía un poco de calor y yo llevaba una camisa de botones con unos dos sin cerrar, no quise encender el aire acondicionado del coche porque son oscuros y no quería que se mal interpretara la situación, fue entonces que en un momento mientras mandaba un whatsapp desde mi móvil volví la mirada hacia ella y noté que se quedaba viendo a mi pecho, fue entonces el momento perfecto pues quiso decir algo y se calló, y solo me dice -perdona -¿Qué pasa?, habla con confianza que no muerdo! -No lo tomes a mal, solo que en un hombre me llama mucho la atención el bello en el pecho, pero cambiemos de tema!
Pues fue todo un halago para mí, y seguimos platicando sobre qué era lo que nos llamaba la atención del sexo opuesto y entonces la plática se tornó un poco picante, le mencioné el tema del cabello claro está, de las tetas no me animé porque pensé que sería demasiado, pensé que solo quedaría en una plática morbosa y yá. Sin embargo seguimos un rato más, y le mencioné que además del cabello castaño y liso, me gustaba el aroma de él... Entonces me pregunta -¿Y el mío te gusta como huele?, me acerqué y fue inevitable respirarle cerca de su oído y fue cuando sentí que se estremeció y me sujetó fuerte del brazo -¡Ayy! fue su exclamación, no pude alejarme y le besé lentamente el cuello, se sentía esa atracción entre nosotros y nos íbamos encendiendo poco a poco cada vez más, encendí el coche y manejé hacia un motel, ella entonces comenzó a besarme y acariciarme mientras yo conducía, su mano en mi polla dura por encima del pantalón me ponía más y más caliente, el sonido de su respiración era tan excitante, no veía ya el momento por llegar al motel y quitarle la ropa para poder chuparle esas ricas tetas que tanto me llamaban la atención.
Finalmente llegamos y seguimos besandonos con pasión hasta llegar a la habitación, me tumbó sobre la cama y me bajó el pantalón para comenzar a chuparme la pollla con aquella desesperación y ansiedad como si fuese la última polla que iba a chupar, la agarraba de arriba abajo, me masturbaba mientras me chupaba las bolas, ya estaba completamente mojada, la desnudé y la puse sobre mí para disfrutar de un buen 69, no fue mucho el tiempo que estuvimos así pues se hizo hacia adelante y comenzó a montarme la polla, sentía lo húmeda que estaba, el sonido que eso provoca era totalmente excitante, yo estaba totalmente descansado y la puse boca abajo, con una almohada bajo su pelvis para que parara su culo y poderlo así taladrarlo con total libertad, entonces comencé, 4 o 5 metidas y la siguiente hasta el fondo, de esas veces que quieres meter hasta las pelotas, pasamos a la posición del "misionero" y la flexibilidad que tenía me daba la oportunidad de follarla a tope, entonces comenzó a terminar y sus gemidos eran más intensos, yo estaba también por terminar, pero digamos que no es la posición que más me gusta para correrme, hice un esfuerzo sobrehumano por aguantar y ya que había ella terminado la puse a cuatro patas, fueron ya pocas las clavadas que le dí y terminé corriendome en sus nalgas (ni muy grandes ni muy chicas por cierto)...
Solamente dijimos, esto nunca pasó y será nuestro secreto...
Hemos tenido otros encuentros ocasionales y cada vez follamos mejor, ahora incluso me da la oportunidad de que me corra en su boca y lo disfruta como una auténtica puta, dice que es como si fuesen vitaminas la muy zorra.
Sé que estoy mal, y tal vez pronto deje de hacerlo, o termine con mi novia. Se siente bien, pero también se siente mal... En fin, ya os contaré alguna otra anécdota que tengo por ahí.
Saludos, y espero que te haya gustado este mi primer relato.
Pablo
Valencia, España
29 años
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